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La Basílica de San Vital es el gran monumento que hay que ver en Rávena. Si solo se dispone de un breve lapso de tiempo para visitar las riquezas de la ciudad hay que empezar por aquí. Dejamos el coche en un parking, a solo 5 minutos a pie de la basílica, que nos asegura el aparcamiento sin límite de tiempo por solo 3 euros.
Esta basílica supone uno de los momentos cumbre del arte bizantino. Nada hace pensar, con su fachada realizada a base de obra vista y sus pesados arbotantes, el esplendoroso interior que atesora San Vital. La basílica fue consagrada en 547, a los pocos años de la conquista de Rávena por parte del Imperio Bizantino. No se trataba de un templo construido de novo si no de la remodelación de un templo anterior, que fecharía del año 527, cuando Rávena formaba parte de los dominios ostrogodos.
Quizá sean estos de San Vital uno de los conjuntos de mosaicos más bellos de Rávena, junto con los de Sant’Apollinare Nuevo, encontrándose, además, entre los 6 o 7 más bellos de todo el arte bizantino. Y más, teniendo en cuenta que los mosaicos de Rávena se salvaron de la que es conocida como Querella Iconoclasta, cuando durante los siglos VII y VIII gran parte de las imágenes del mundo bizantino fueron destruidas. Las pequeñas teselas, de vivos colores, parecen estar tocadas por la vara divina.
Con la llegada de Bizancio, San Vital se convierte en el templo oficial para el gobernador de la región occidental del Imperio Bizantino, de manera que no es extraño que fuera especialmente embellecido.
En el intradós encontramos un conjunto de medallones donde se representan las figuras de Cristo, los doce apóstoles y los Santos Gervasio y Protasio. En la bóveda, encontramos a un Cristo helenizado, que ofrece la corona del martirio a San Vital. Con la mano izquierda recibe la maqueta del templo del obispo Ecclesio, algo muy habitual en los programas decorativos bizantinos.
Los mosaicos de San Vital también muestran escenas del Antiguo Testamento, como el Sacrificio de Isaac, que se alternan con escenas realistas donde se muestran los Emperadores Justiniano (en la pared lateral izquierda del tímpano) y su esposa Teodora (a la derecha).
Salimos por una puerta lateral de San Vital para encontrarnos con un pequeño jardín donde se localiza el segundo de los monumentos que hay que ver en Rávena: el mausoleo de Gala Placidia.
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La iglesia fue erigida en la primera mitad del siglo v, sobre el lugar en que, según la tradición, fue martirizado Vital, cristiano del siglo i. Es un edificio de ladrillos octogonal, coronado por una cúpula. Su espléndido interior está formado por una pieza central circundidada por pilastras. Las paredes de este último están revestidas por una serie de mosaicos excepcionales (520-550 aproximadamente): en el ábside, a la izquierda, Justiniano y su séquito y a la derecha, Teodora y su cortejo de matronas y ministros, obras maestras del arte musivo ravenés; en el interior de la cúpula del ábside: Cristo entre dos Arcángeles, San Vital y el obispo Ecclesio.
ENLACES:
https://www.milviatges.com/2016/que-ver-en-ravena-mosaicos/
https://es.wikipedia.org/wiki/Iglesia_de_San_Vital_de_R%C3%A1vena
Basílica de San Vitale
https://en.wikipedia.org/wiki/Basilica_of_San_Vitale
https://es.wikipedia.org/wiki/Iglesia_de_San_Vital_de_R%C3%A1vena
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